
Los blogs están llenos de desventuras asociadas al bad beat, pero todavía no he leído a nadie que haya entendido dicho concepto correctamente o, mejor dicho, humanamente.
La traducción literal del inglés sería algo así como “mal golpe”, es decir un golpe de mala suerte. Pero, ¿qué es mala suerte? He aquí el dilema, cuán subjetiva aquesta vetusta voz… A menudo alguien se queja de que fue all-in preflop con sus dos ases, el villano volcó dos reyes… y va y le sale el rey. ¿Podemos decir que ha sido un bad beat? El caso es que en dicha jugada la situación está 80% a 20% aprox., es decir, de cada 5 veces que la hagamos, perderemos una y ganaremos 4. Yo, personalmente, no creo que eso sea un golpe de mala suerte. Curiosamente, si en lugar de reyes lleva pareja de doses y liga el set en el river, todavía se queja más, cuando la probabilidad es la misma.
He aquí mi definición de Bad Beat:
un Bad Beat sería que te alcance un rayo en el desierto en tu primer día de vacaciones recién jubilado, que un motor de un avión caiga en el dormitorio de tu casa la única noche en que no padeciste sonambulismo, que un huracán pase por tu calle el mismo día que un ave rapaz hace hez sobre tu sien, que un tiburón te ampute apéndices impares mientras te bañas en el Ganges o que seas engullido por un remolino en el retrete sin haber hecho siquiera ademán de tirar de la cadena.
Ahora bien, ¿dónde está el porcentaje límite a partir del cual podemos decir que hemos “sufrido” un Bad Beat? –lo entrecomillo porque yo los Bad Beats no los sufro, los disfruto, le dan emoción al juego.
Veamos el caso 90% a 10%. Traducido a lenguaje cotidiano, a lo humano demasiado humano, de cada diez veces una perdemos y nueve ganamos. Veamos: yo de cada 50 veces que hablo por el móvil mientras conduzco, la policía me pilla una vez. Pago la multa y ya está, no digo “¡qué mala suerte!" Simplemente asumo mi oligofrenia y mi sino inescrutable.
Así que, traduciendo los Bad Beats del Texas Holdem a lo que en el mundo tangible llamamos “mala pata”, creo que en la sique colectiva subyace la idea de que hemos tenido mala suerte cuando ocurre algo una de cada 100 veces. Es decir, 99% a 1%. Por tanto, todas aquellas situaciones en las que el villano tenía más de 1% de ganar, no puedo considerarlo Bad Beat. Quien piense que esta cifra es excesiva, le remito al antónimo: al Good Beat. En la vida real, un Good Beat es que nos toque la lotería, y esa probabilidad es mucho menor que el 1% (la primitiva es una probabilidad de 1 entre 15 millones , aprox.). ¿Por qué somos tan excelsos en los porcentajes de Bad Beat y tan tacaños en los Good Beat? No es justo, debemos igualarlos. Hemos llegado a situaciones histriónicas en las que la gente considera que perder un 60%-40% ya es un Bad Beat. Lo próximo será el 51%-49%, esto es ridículo.
Un caso curioso de verdadero Bad Beat aparece en el blog de Eratóstenes (felicidades por tu nick), en un artículo del 5 de marzo de 2007. La probabilidad del suceso en cuestión es de un 0,000053% .Allí tenéis colgada la mano. Lo cito textualmente:
“Imagínate que tienes AA preflop y no llevas la mejor mano, y además pierdes. Pues eso fue lo que le pasó a mi rival.Probabilidad de dos jugadores tengan AA en una mesa con ocho jugadores: 0.0201%Probabilidad de perder con otro AA: 2,17%De que en dicha mesa pringues tú: 12,25%Le pasó un bat beat que te sucede cada 1.871.578 manos.”
Es decir, una cosa es un Bad Beat en una mano, y otra historia es la concatenación de supuestos Bad Beats. Esto arroja resultados curiosos: por ejemplo, la jugada AA contra KK podemos perderla dos veces seguidas y todavía no podremos hablar de Bad Beat concatenado (pues esto ocurre 1 de cada 25 veces). Haría falta perderla 3 veces seguidas para poder hablar de un “Bad Beat por concatenación”, ya que eso sólo pasa 1 de cada 125 veces, que ya es menos del 1% (suponiendo que hemos convenido como Bad Beat todo lo que baje del 1%).
Lo más curioso –esto deberían leerlo los que más se quejan-, es que los Bad Beats son matemáticamente irrelevantes, anodinos: estériles. Todo el dinero que nos quita un Bad Beat, tarde o temprano nos lo devuelve un Good Beat. Las ecuaciones así lo vaticinan, y las gráficas del juego real lo corroboran. Por lo tanto: ES ESTÚPIDO, INÚTIL Y CONTRAPRODUCENTE PENSAR EN BAD BEATS!!!. Y ya lo peor que se puede hacer es tomar decisiones en función de los bad beats recibidos.
La traducción literal del inglés sería algo así como “mal golpe”, es decir un golpe de mala suerte. Pero, ¿qué es mala suerte? He aquí el dilema, cuán subjetiva aquesta vetusta voz… A menudo alguien se queja de que fue all-in preflop con sus dos ases, el villano volcó dos reyes… y va y le sale el rey. ¿Podemos decir que ha sido un bad beat? El caso es que en dicha jugada la situación está 80% a 20% aprox., es decir, de cada 5 veces que la hagamos, perderemos una y ganaremos 4. Yo, personalmente, no creo que eso sea un golpe de mala suerte. Curiosamente, si en lugar de reyes lleva pareja de doses y liga el set en el river, todavía se queja más, cuando la probabilidad es la misma.
He aquí mi definición de Bad Beat:
un Bad Beat sería que te alcance un rayo en el desierto en tu primer día de vacaciones recién jubilado, que un motor de un avión caiga en el dormitorio de tu casa la única noche en que no padeciste sonambulismo, que un huracán pase por tu calle el mismo día que un ave rapaz hace hez sobre tu sien, que un tiburón te ampute apéndices impares mientras te bañas en el Ganges o que seas engullido por un remolino en el retrete sin haber hecho siquiera ademán de tirar de la cadena.
Ahora bien, ¿dónde está el porcentaje límite a partir del cual podemos decir que hemos “sufrido” un Bad Beat? –lo entrecomillo porque yo los Bad Beats no los sufro, los disfruto, le dan emoción al juego.
Veamos el caso 90% a 10%. Traducido a lenguaje cotidiano, a lo humano demasiado humano, de cada diez veces una perdemos y nueve ganamos. Veamos: yo de cada 50 veces que hablo por el móvil mientras conduzco, la policía me pilla una vez. Pago la multa y ya está, no digo “¡qué mala suerte!" Simplemente asumo mi oligofrenia y mi sino inescrutable.
Así que, traduciendo los Bad Beats del Texas Holdem a lo que en el mundo tangible llamamos “mala pata”, creo que en la sique colectiva subyace la idea de que hemos tenido mala suerte cuando ocurre algo una de cada 100 veces. Es decir, 99% a 1%. Por tanto, todas aquellas situaciones en las que el villano tenía más de 1% de ganar, no puedo considerarlo Bad Beat. Quien piense que esta cifra es excesiva, le remito al antónimo: al Good Beat. En la vida real, un Good Beat es que nos toque la lotería, y esa probabilidad es mucho menor que el 1% (la primitiva es una probabilidad de 1 entre 15 millones , aprox.). ¿Por qué somos tan excelsos en los porcentajes de Bad Beat y tan tacaños en los Good Beat? No es justo, debemos igualarlos. Hemos llegado a situaciones histriónicas en las que la gente considera que perder un 60%-40% ya es un Bad Beat. Lo próximo será el 51%-49%, esto es ridículo.
Un caso curioso de verdadero Bad Beat aparece en el blog de Eratóstenes (felicidades por tu nick), en un artículo del 5 de marzo de 2007. La probabilidad del suceso en cuestión es de un 0,000053% .Allí tenéis colgada la mano. Lo cito textualmente:
“Imagínate que tienes AA preflop y no llevas la mejor mano, y además pierdes. Pues eso fue lo que le pasó a mi rival.Probabilidad de dos jugadores tengan AA en una mesa con ocho jugadores: 0.0201%Probabilidad de perder con otro AA: 2,17%De que en dicha mesa pringues tú: 12,25%Le pasó un bat beat que te sucede cada 1.871.578 manos.”
Es decir, una cosa es un Bad Beat en una mano, y otra historia es la concatenación de supuestos Bad Beats. Esto arroja resultados curiosos: por ejemplo, la jugada AA contra KK podemos perderla dos veces seguidas y todavía no podremos hablar de Bad Beat concatenado (pues esto ocurre 1 de cada 25 veces). Haría falta perderla 3 veces seguidas para poder hablar de un “Bad Beat por concatenación”, ya que eso sólo pasa 1 de cada 125 veces, que ya es menos del 1% (suponiendo que hemos convenido como Bad Beat todo lo que baje del 1%).
Lo más curioso –esto deberían leerlo los que más se quejan-, es que los Bad Beats son matemáticamente irrelevantes, anodinos: estériles. Todo el dinero que nos quita un Bad Beat, tarde o temprano nos lo devuelve un Good Beat. Las ecuaciones así lo vaticinan, y las gráficas del juego real lo corroboran. Por lo tanto: ES ESTÚPIDO, INÚTIL Y CONTRAPRODUCENTE PENSAR EN BAD BEATS!!!. Y ya lo peor que se puede hacer es tomar decisiones en función de los bad beats recibidos.
Y por último, están los “Bad Beats del Necio”, que se deben simplemente a que ignora la realidad de los porcentajes exactos de las manos. El necio piensa que en un all-in preflop, perder AKo contra un J5o es un Bad Beat, o contra un 22. Si analiza los porcentajes verá que la inmensa mayoría de las jugadas preflop tiene al menos un 40% de vencer a un AKo.
Otro día hablaremos de los “Downswings” y de ese pobre desgraciado al que la varianza le debe 70 cajas de NL200 en doscientasmilmanos.
Conclusión
-Ningún all-in preflop puede considerarse perdido por Bad Beat, salvo que impliquemos la concatenación de sucesos. Ni siquiera podemos llamarlo, como haría Samuel L. Jackson en Pulp Fiction, “un hecho inusual”, ya que lo inusual sería que no ocurriera. Así que de ahora en adelante, cada vez que uno sufra un “Bad Beat”, deberá decir: “tengo lo que me merezco”. En resumen, si un bad beat te enoja, es que no sirves para esto: dedícate a tejer cestas o al deporte. Las matemáticas son nuestra caja de Faraday.